La estación espacial Mir (1986-2001) fue durante los años 80 un símbolo del talento espacial soviético. Después, hasta su final en 2001, se convirtió en un centro de investigación ruso que consiguió unir como nunca a países de todo el mundo, incluido el que había sido el mayor enemigo de la URSS durante la Guerra Fría, los Estados Unidos.

Los inicios de la carrera espacial

Para entender la historia de la Mir primero debemos retroceder hasta la década de los años 60, cuando la Guerra Fría se encontraba en sus momentos más “calientes”. En 1962 la crisis de los misiles en Cuba había alertado a los americanos de lo poco efectiva que era su red de espías internacionales. A esto hubo que sumar el shock de tener satélites rusos orbitando desde que, en 1957 la Unión Soviética lanzara el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik. Los Estados Unidos necesitaban tomar medidas en el espacio.

Así nació el proyecto MOL (Manned Orbiting Laboratory), un proyecto 100% militar dedicado a poner en órbita un laboratorio espacial militar. Y como toda acción tiene su reacción, los soviéticos comenzaron un programa homologo llamado “Almaz”. Según las informaciones que se manejaban en Moscú, el tamaño del MOL iba a ser tan grande que podía “tragarse” la base rusa. Por eso, en un principio el proyecto Almaz llegó a contar hasta con un cañón de autodefensa para repeler un intento de abordaje americano.

Esquema del MOL

Las misiones Almaz y Saliut

La cuestión es que el MOL americano nunca llegó a despegar, mientras que los soviéticos sí estaban llevando adelante el proyecto Almaz. En total tres misiones del proyecto Almaz, todas ellas 100% militares, desplegaron tres estaciones en el espacio. El objetivo militar era alto secreto, de modo que se usaba para las misiones el nombre “Saliut” y se contaba a la opinión pública que se trataba de misiones con propósitos civiles y científicos. El proyecto Saliut, con las primeras estaciones espaciales de la historia, lanzó misiones entre 1971 y 1986.

Estas primeras estaciones estaban diseñadas para orbitar un periodo escaso de tiempo y luego destruirse en la atmósfera. Ante la realidad de que el proyecto militar americano no iba a ver la luz, las misiones Saliut comenzaron entonces a ser totalmente civiles y con fines más científicos que militares. Al proyecto Saliut se sumaron cosmonautas de otros países (República Checa, Polonia, Republica Democrática de Alemania, Bulgaria, Hungría, Vietnam, Cuba, Mongolia y Rumanía).

Una nave del proyecto Saliut

Mientras tanto, los Estados Unidos siguieron trabajando para no quedarse atrás. Finalmente, consiguieron enviar al espacio su propia estación espacial: la Skylab. Aunque este proyecto sí consiguió despegar, diversos problemas hicieron que se infrautilizara y que sólo tuviera tres tripulaciones en sus seis años de vida (1973-1979). Por su parte, el proyecto soviético Saliut siguió lanzando estaciones modulares cada vez más complicadas y con mayor número de días de utilización. Los soviéticos batían records en cada misión, como el de estancia en el espacio o el de caminata espacial. También se probaban inventos o se diseñaban experimentos. Sin embargo, llegó un momento en el que el coste de cada lanzamiento se hizo prohibitivo y se pensó en una solución más duradera.

El proyecto MIR, una gran estación espacial permanente, nació tras el éxito de las pequeñas misiones Saliut. (click aquí para leer la segunda parte de este artículo)