Casi todo el mundo sabe que el 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin, realizó en la nave Vostok 1 el primer vuelo tripulado al espacio de la historia. Vamos a recordar algunos datos menos conocidos, pero muy interesantes sobre el viaje.

Las pruebas de selección: una cuestión de altura

Estamos en 1959 y la Unión Soviética está buscando al primer cosmonauta de la historia. Un joven teniente, Yuri Alexéyevich Gagarin, se presenta a las pruebas junto con otros 3.500 candidatos. Al finalizar la pruebas, dos candidatos estaban igualados en puntos: Gagarin y la persona que llegó a ser la segunda persona en ir al espacio, Guerman Titov. ¿Por qué se escogió a Gagarin? La decisión final se basó en una cuestión de tamaño: Gararin medía 1,57 metros y era más adecuado para la pequeña cápsula del Vostok.

Supersiticiones espaciales

La nave Vostok despegó desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstan. Lo que hizo allí Gagarin antes de despegar se ha convertido en una especie de superstición, o tradición, que hoy en día se sigue repitiendo. Es decir, todos los cosmonautas que despegan en Baikonur deben hacer lo que en 1961 hizo Gagarin.

Así, entre otras supersticiones, los cosmonautas deben cortarse el pelo dos días antes de despegar, el día del despegue deben beber un poco de champán y, además, deben firmar la puerta de la habitación del hotel. Posiblemente la superstición más peculiar tiene que ver con algo que hizo Gagarin justo antes de subirse a la Vostok: detener al autobús que le llevaba a la plataforma de despegue y orinar en una de las ruedas. En 1961 Gagarin lo hizo por una cuestión de necesidad. Hoy en día todos los cosmonautas hacen lo mismo por una cuestión de superstición.

 
Esquema de la nave Vostok 1

El día del lanzamiento: ¡Vámonos!

Gagarin llegó al cosmódromo de Baikonur, acompañado de Titov como su suplente. Ya vestido con su traje espacial se le colocó en la cápsula (el traje le impedía andar). Los ingenieros habían apodado a la cápsula “bolita” debido a su reducido tamaño de 2,4 metros de diámetro. Durante la espera, Gagarin estuvo cantando canciones populares y hablando con los ingenieros. Cuando el director del proyecto le dio la última indicación, en el momento de despegue Gagarin le respondió: “¡Vámonos!” (en ruso Поехали!). Esta frase se convirtió en uno de los símbolos de la era espacial y en parte de la cultura popular rusa, y hoy en día se usa antes de iniciar algún trabajo o proyecto, o como brindis.

Equipo para el viaje: una carta, comida y una pistola

Una vez en el aire los ingenieros rusos habían decidido que el vuelo sería completamente automático, dado que no sabían si con las fuerzas G el piloto podría pilotar. En caso de emergencia Gagarin podía tomar el control, pero para ello tenía que introducir una clave que estaba escondida en algún lugar dentro la cápsula. Gagarin no sabía dónde estaba esa clave, solo se lo dirían en caso de emergencia. Además, en la cápsula tenía provisiones para diez días, un sobre con un mensaje de parte del Gobierno de la URSS con una petición de ayuda en caso de aterrizar en otro país, material de supervivencia y una pistola para defenderse.

Pero nada de esto fue necesario. Todo funcionó perfectamente. El 12 de abril de 1961 Gagarin hizo historia, subiendo al espacio a una velocidad de 28 000 kilómetros por hora, orbitando alrededor de la Tierra y regresando, convertido en un héroe. En total fueron 108 minutos de vuelo.

Gagarin dentro de la capsula del Vostok

No tengas miedo: soy un ciudadano soviético

El descenso transcurrió sin problemas. Gagarin aterrizó enfundado en su traje naranja de alta visibilidad en una granja a 280 km del lugar previsto de aterrizaje. Las primeras personas que le vieron fueron una madre y su hija. Al ver a la niña escapar asustada Gagarin le gritó: “¡No tengas miedo! Soy un ciudadano soviético como tú. Necesito un teléfono para llamar a Moscú”.